No le resultó sencillo a Griselda Barale escribir las “ficciones verdaderas” que pueblan su nuevo libro. Confiesa que lloró frente al teclado mientras urdía las tramas que integran “El horror que persiste”. Editado por Puerta Roja, el volumen conduce al lector a un pasado que lentamente deja de ser reciente, pero no por eso se morigera el dolor que genera su evocación.
El próximo martes a las 19.30 se realizará la presentación del libro en el Centro Cultural Virla. Allí, Ruth Ramasco y María José Cisneros acompañarán a la autora. Las tres son Doctoras en Filosofía. Barale, quien incursionó en la ficción con la novela “El pacto”, afila aquí el ojo y el estilo, empeñada en contar historias a las que fija en la memoria colectiva. Fue uno de los temas sobre los que habló con LA GACETA.
- ¿Cómo nace la idea del libro y cuál fue su derrotero hasta la publicación?
- La idea del libro nace hace muchos años, cuando en el marco de un proyecto de investigación de la UNT escribí un libro sobre los cementerios tucumanos del Norte y del Oeste. El tema me condujo a una pregunta filosófica clásica: ¿qué es la muerte? Y esta a otra muy perturbadora: ¿qué es un desaparecido? Pensando por supuesto a los desaparecidos en la última dictadura cívico militar de 1976. Entonces hice una serie de entrevistas a familiares, amigos, hijos de desaparecidos; hice además mi propia introspección, pues muchos de mi círculo más cercano “desaparecieron”; proceso que me convenció de que un tema como este no podía ser capítulo de un libro, sino que debía ser un libro en sí mismo, en el que el tema “desaparecidos” fuera el núcleo. Dejé mis notas en suspenso y pasada la pandemia retomé la tarea. Me llevó mucho tiempo, más de dos años hasta su publicación, pues conté con gran cantidad de material, sobre todo los juicios, testimonios de víctimas y declaraciones de acusados y victimarios,
- Son hechos sucedidos hace medio siglo, pero el título habla de un horror que persiste. ¿Por qué este enfoque?
- En “El corazón de las tinieblas”, Joseph Conrad muestra que el terror que vivimos como individuos o sociedad es luego un horror imposible de superar. Después de entrevistas que realicé, libros, manuscritos, diarios íntimos, artículos de prensa y otros que leí, como así también los testimonios en los distintos juicios realizados en nuestro país, ya en el siglo XXI, y mi experiencia como generación, comprendí mejor a Conrad. Creo que el horror persiste y uno de mis personajes lo dice en el libro. Creo que persiste como dolor pero que, también, debe persistir como memoria; o mejor transformarlo en relato histórico, literario, artístico, para que las nuevas generaciones lo conozcan y rechacen todo atisbo de repetición de aquel terror.
- El recorte elegido excede a los años de la dictadura, ya que arranca en el gobierno peronista. ¿Cómo se dio este abordaje?
- Porque la dictadura comenzó mucho antes, se fue preparando en el país, de diferentes maneras y, en Tucumán, de manera virulenta cuando en 1966 Onganía destroza esta provincia con el cierre de los ingenios; en 1975 con el Operativo Independencia y la creación siniestra de la “Escuelita de Famaillá”; cuando estremecidos los argentinos tuvimos conocimiento del decreto de aniquilamiento firmado por Isabel Perón en febrero de 1975 y más, mucho más que, de alguna manera, recorro en el libro.
- ¿Cómo fue el proceso de escritura de estas “ficciones verdaderas” que pueblan el libro?
- El proceso de escritura fue un trabajo muy duro porque fue remover el profundo sufrimiento que padecimos los argentinos en la dictadura, más de una vez me encontré llorando frente a la pantalla de la computadora; sin embargo, también fue catártico porque pude ponerle escritura, narración, verdad, interpretación a aquel terror.
- ¿Cuál cree que es el aporte de “El horror que persiste -en tanto libro de historia o serie de crónicas- a la memoria del pasado reciente tucumano?
- Yo espero contribuir a la Memoria, Verdad y Justicia, que los jóvenes, como mis nietos a quienes dedico el libro, lo lean, se conmuevan y se den cuenta de cuán importante es la democracia. Estos son mis deseos. Los lectores serán los que juzguen si mis deseos se cumplen.
- ¿A cuál de las historias narradas le costó más abordar? ¿Por qué?
- Todas me costaron, unas porque tienen que ver con mi familia o amigos; otras porque hice el esfuerzo de imaginar qué pensaban, cómo sentían, de qué se enorgullecían algunos personajes siniestros de nuestra historia. En fin, creo que me metí en aguas turbulentas, pero aquí estoy, me siento orgullosa del esfuerzo.
Griselda Barale: “Tucumán hizo cambiar mi mirada de la estética”- ¿Cómo fue el trabajo con Puerta Roja, cuyos editores son jóvenes y no vivieron los 70?
- Resultó excelente, son jóvenes serios, conocedores de lo ocurrido en la dictadura y muy profesionales, me ayudaron a corregir y mejorar mi escritura, lo que agradezco profundamente y espero que logren difundir el libro ya que es mi genuino interés y el de ellos, por supuesto.
- ¿Cómo analiza este momento, cuando mucho de lo que se creía consensuado respecto a los 70 y el terrorismo de Estado aparece ahora objetado por sectores de la sociedad?
- Este momento me parece increíble, triste, cómo puede ser que se tiren para atrás cosas que parecían que teníamos un consenso, sino unánime mayoritario, como la educación y salud pública; que se niegue el terrorismo de Estado o se pretenda instalar la teoría de los dos demonios una y otra vez, teoría inaceptable porque si hay violencia del tipo que sea el Estado debe responder dentro de los márgenes de la ley, de la Constitución, del Derecho; jamás, en ningún caso, con más violencia, con torturas, asesinatos, desapariciones, secuestros de niños o adultos. Tenían en la mano, hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas, las teorías de Roger Trinquier en lugar de las bien escrituradas leyes de la República, como lo muestro en mi libro. Este es un momento en que debemos tener mucho cuidado, estar atentos y comprometidos a defender la democracia, el Estado de Derecho y las instituciones republicanas.